Galicia procesos y formas. Espirales Trasatlánticas.

Factoría Deseño. La Habana (Cuba)
Carlos Arrojo, Pepe Barro, Jorge Bellón, Teresa Búa, X. Cabanas, Correa Corredoira, Luis Carballo, Julia Taboada, Nuria Carballo, Cenlitros, Costa., Desescribir, Isaac Díaz Pardo, Desoños, Era Comunicación, Elena Ferro, Xaime Isla Couto, Fausto Isorna, Marta Lojo, Manuela Mariño, Verónica Moar, María Elena Montero, Cristina Moralejo (DARDO), Uqui Permui, Rubén Prol, Lino Prieto, María Ramos, Grupo Revisión, Redeiras de Corme (Asociación de Redeiras Illa da Estrela), Federico Ribas, Carlos el Rojo, Luis Seoane, Sond3, Teiga Studio, Álvaro Valiño, Yarza Twins
20241115
Espirales Trasatlánticas hace alusión a un pasado común, pero también a la cultura megalítica: piedras talladas en círculos y espirales dispersas entre bosques y ríos, “revelaciones” de la naturaleza, símbolos vitales que se repiten rítmica y periódicamente desde Irlanda a Escocia, Gales o Galicia. La espiral como metáfora del cambio constante, como energía evolutiva en transformación capaz de desafiar conceptos y un futuro que todavía está por venir.
En el fondo, se podría afirmar que el diseño en Galicia ha avanzado de forma espiral, como una curva que ha conseguido dar vueltas alrededor de un punto, alejándose y acercándose. Ese punto ha sido su propia identidad, convencidos de, como decía el emprendedor cultural e industrial Isaac Díaz Pardo, “el futuro no tiene sentido sin raíces”. Esa será una premisa fundamental a la hora de entender la evolución del diseño en Galicia y es el hilo conductor de esta visión panorámica del diseño en Galicia que se expone en el proyecto Espirales Trasatlánticas.
La gran cuestión que se plantea de punto de partida es preguntarse de qué hablamos cuando hablamos de diseño gallego y cuáles son sus características e historia. Galicia. Procesos y formas quiere responder a las preguntas ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? y ¿A dónde vamos?, esas grandes dudas de la filosofía, que en clave gallega se recuerdan por ser el título y estribillo de una de las canciones más conocidas del celebrado grupo Siniestro Total, publicada en 1984 dentro del disco Menos mal que nos queda Portugal. Por esas mismas fechas, otro grupo gallego paradigmático de la movida de los años ochenta, Os Resentidos, titulaba su disco Vigo Capital Lisboa, con una curiosa contraportada con la bandera portuguesa dividida supuestamente por el río Miño con forma de una banda similar a la de la bandera gallega. Galicia se reivindicaba en España como «sitio distinto» y hacía de manera diferente a cómo lo había hecho la Xeración Nós a principios del siglo XX, el Movemento Renovador décadas después, la generación de Galaxia en plena dictadura o los gallegos que resistían en el exilio cubano, argentino, etc… Hoy, para los diseñadores gallegos, el reto no cambia: resulta necesario reinventar una y otra vez Galicia, porque valorar su cultura significa renovarla.
Por eso esta exposición de diseño gallego nace a partir de la citada contraportada de Os Resentidos y de la camiseta de la Selección Galega de fútbol diseñada por Pepe Barro con el Grupo Revisión en 2005. Para explicarla, Pepe Barro recoge una anécdota de Castelao, que en carta al poeta Manuel Antonio, se pregunta: «Crees que nuestro color es así?» pintando un poco de color azul al lado de la pregunta. «El poeta contesta en otra carta y le dice al artista que, como en el caso de las notas musicales, dependiendo de su posición, de si juntamos este color con uno o con otros, su valor y tonalidad quedarán modificadas… Todo es cultural». Pepe Barro recoge esta anécdota para contar que alguien le preguntó por qué decidieron diseñar la camiseta de la selección gallega de color azul cuando Galicia era verde. Y contestó: «Porque los diseñadores no pintamos la natureza, pintamos la cultura».
Sin duda, el azul es el color de la cultura gallega, y sin duda, el diseño gallego se asienta en lo cultural. El azul es también el color que más se identifica con el mundo del mar, clave para la industria y para el diseño gallego, que en esta exposición está presente en la identidad visual del Grupo Nove -grupo de cocineros que lidera y es el faro de la cocina atlántica-, un cartel de la Festa do Mar realizado por Era Comunicación, el diseño de accesorios realizados por las mujeres rederas capaces de darle un nuevo empuje a su oficio marinero tradicional, el diseño minimalista de la línea del mar para el Hotel Bela Fisterra por parte de Xosé Teiga o de la botella de ginebra Nordés por parte de Marta Lojo. Porque el diseño en Galicia llegó del mar, a través del diseño de las industrias pesqueras, y continúa siendo protagonista incluso de vanguardistas tipografías como la realizada por Rubén Prol y Lino Prieto, que crearon la tipografía Fontoira inspirada en el estilo tradicional de foliar los barcos como señal de identidad de la cultura marinera.
La historia del diseño nos recuerda cómo la Galicia real se asienta sobre su propia construcción mítica, que a veces puede resultar incluso más nítida que la propiamente real. Galicia es un territorio, pero también es un relato cultural que emerge entre los confines de los procesos y las formas de la memoria, la saudade y el paisaje. Por eso es tan importante la Galicia que se desarrolla fuera de sus límites físicos, desde el exilio. La imaginación y lo simbólico son recursos gallegos inagotables, del mismo modo que el conocimiento del pasado de Galicia es la mejor de las herramientas para pensar su presente e idear su futuro.
Lo destiló con especial acierto Luis Seoane, seguramente la personalidad más relevante en el ámbito creativo gallego por su condición polifacética y por su curiosidad infinita, casi siempre profética, que derivaba en una capacidad de trabajo singular: «Existen formas gallegas inéditas, están en el paisaje, en las herramientas de los oficios y en los objetos heredados. Ahí están para quien sepa recogerlas». En esencia, lo que nos dice es que no hay mejor modo de proteger una industria y una cultura que recoger en la historia propia las formas que la caracterizan a lo largo del tiempo. En esta exposición Luis Seoane está representado a partir de una emblemática serie de jarras de cerámica de Sargadelos que representan a figuras históricas de Galicia, el diseño de portada de la revista Galicia Emigrante que él mismo fundó en Buenos Aires y de un tapiz sobre la historia de Os irmandiños que realizó en colaboración con la artesana María Elena Montero con la intención de proyectar la historia de Galicia.
Esa sensibilidad heredada que trabajó Luis Seoane es un vehículo inmejorable para la diferenciación cultural, pero también un extraordinario y sostenible motor para la innovación y la competitividad empresarial. Por eso no hay mejor ejemplo que los proyectos de Sargadelos y O Castro para entender la historia del diseño gallego, la que mira al futuro y la que mira al retrovisor, todo concentrado en una idea, la del Laboratorio de Formas de Galicia, una sociedad instrumental creada para entender y difundir la importancia de la identidad para el desarrollo social, económico e industrial de Galicia.
Una frase de Luis Seoane dicha a Díaz Pardo en 1962 en el exilio argentino resulta significativa y podría resumir todo este proyecto que se conforma en Espirales trasatlánticas: «Nosotros queremos ayudar a enriquecer al mundo con nuestra diferencia. Tratamos de que nuestro diseño esté bien sujeto a las leyes mercantiles, que sea tan económico como el de la Escuela de Ulm y tan de acuerdo con nuestro tiempo, pero que recuerde más al pueblo donde se creó, a la mano del hombre, que el diseño que nos presentan como ejemplar los actuales teóricos del diseño». Ambos, con otros socios que se pusieron manos a la obra para materializar esas ideas, buscaron nuevas formas que tenía que producir la Galicia del futuro y todo ello fue articulado en esa citada sociedad instrumental que acertaron en denominar Laboratorio de Formas de Galicia, fundamentada en la construcción de una singularidad expresiva y en la promoción de industrias capaces de fabricar objetos con origen; de ahí que su organigrama y los logros de Sargadelos y O Castro cobren un papel crucial en esta exposición.
Todo ello explica que el buen diseño en Galicia haya tratado de dialogar con el pasado desde el presente, entendiendo la historia como un proceso en continua reconstrucción. Seoane señaló la importancia de investigar los grabados prehistóricos de Galicia, las tallas de los yugos de los labradores, la cerámica, el ornamento de los trajes, en definitiva, todo lo que representa a Galicia y pueda ser adaptado al arte o al diseño. Así hay que entender los pictogramas del ilustrador Carlos Arrojo para una multinacional como Aldi y también el por qué los oficios de la cultura popular y la artesanía son otro capítulo clave de esta panorámica del diseño, con ejemplos de esculturas de miga de pan como los sanandresiños de Jorge Bellón, calzado popular reactualizado y llevado a la contemporaneidad por Elena Ferro o paisajes más abstractos y sublimes realizados desde la tradición cerámica por Verónica Moar.
En la muestra podrán verse también hitos de la revolución de la moda en Galicia, desde los inicios del gigante internacional Inditex con Confecciones GOA hasta la popular campaña La arruga es bella de Adolfo Domínguez o las transformaciones de artículos asociados al rural en complementos de moda contemporáneos con el objetivo de salvaguardar las señas de identidad cultural. También se exponen los logotipos institucionales y empresariales más significativos realizados en Galicia; las tipografías gallegas de profesionales como María Ramos inspiradas en oficios artesanales; una serie de carteles capaces de rescatar una Galicia ancestral de una manera rompedora y moderna, siempre para potenciar lo empresarial; y ejemplos de propuestas de diseño para empresas punteras del presente realizados por diseñadores y diseñadoras como Yarza Twins, Costa, Desoños o Grupo Revisión. Todo un proyecto expositivo dentro de otro con forma de espiral, que muestra cómo Galicia fue capaz de diseñar y desarrollar la construcción de un sistema de expresión propio gracias a una visión pionera en su manera de entender el diseño, donde su propia idiosincrasia modela los procesos y las formas.
Esa sensibilidad heredada por el diseño es un vehículo inmejorable para la investigación y un extraordinario y sostenible motor para la innovación y la competitividad empresarial. La presencia de Galicia en este evento de la Bienal de La Habana, Espirales transatlánticas en Factoría Diseño, proyecta el apoyo e impulso que, desde la Xunta de Galicia se ha dado al arte, al diseño y a la artesanía y, en concreto, el compromiso del Programa de Diseño de la Xunta de Galicia y la Fundación DIDAC por seguir proyectando el valor del diseño como motor cultural y social clave para la investigación, la educación y la innovación.